Cuando las amarguras de la jornada marquen tu alma,
atándote al carro sombrío donde la soledad se mantiene prisionera, recuerda al
Maestro Crucificado, en su terrible abandono.
¿Dónde estaban los amigos de otrora, las multitudes
saciadas y los corazones que fueron socorridos?
Comenzó el ministerio, al que se entregó íntegramente, en las alegres bodas de Caná, y lo concluyó en una Cruz, olvidado por los beneficiarios constantes que lo envolvieron en alegre vocerío.
Comenzó el ministerio, al que se entregó íntegramente, en las alegres bodas de Caná, y lo concluyó en una Cruz, olvidado por los beneficiarios constantes que lo envolvieron en alegre vocerío.