El pesimismo es una
especie de caja pesada, no necesaria ante el celo que la responsabilidad nos
impone, induciéndonos a aflicción infantil.
Atención, sí. Derrotismo, no. Para que nos
libremos de semejante flagelo, en el campo del Destino, es aconsejable airear
el pensamiento, muchas veces, localizado en los detalles aún sombríos de la
senda evolutiva.
Para poder sustentar
despierto el entendimiento, respecto a esa verdad recordemos las bendiciones
que exceden largamente nuestras pequeñas y transitorias dificultades.