El
reposo mediante el sueño, es indispensable al equilibrio psicofísico de los
seres, especialmente del hombre. El
sueño representa una gran contribución a la salud, a la armonía emocional, a la
lucidez mental, a la acción en las diversas empresas de la existencia humana. En
cuanto se procesa el entorpecimiento de determinadas células corticales,
responsables por el sueño, se liberan los clichés del inconsciente, que se
transforma en catarsis valiosa para la manutención del paisaje mental
equilibrado.
Sobrecargado
por las emociones refrenadas, por las reminiscencias dolorosas, por las
frustraciones, presiones, ansiedades, que se transforman en conflictos y
complejos variados, el inconsciente se revela en los estados oníricos, que dan
origen a los sueños, de innegable valor a los psicoanalistas para el estudio
del comportamiento y de la personalidad. El
sueño natural es de relevante significado para la vida y su preservación,
durante la existencia corporal en la cual el espíritu procesa su evolución.
Esos
dos fenómenos biológicos se parecen, sin dudas, porque en el sueño, el espíritu
se desprende parcialmente del cuerpo, en cuanto que, en el acontecimiento de la
muerte, se produce el desligamiento total de los lazos espirituales. De
este modo, conforme se duerma o se muera, esto es, de acuerdo con las ideas
abrigadas y aceptadas, se manifiestan las consecuencias idénticas.
En
el caso del sueño, el espíritu resuma las emociones que le son agradables, acontecidas
o no, sucediendo lo mismo con la muerte, lo que, por sintonía, propicia la
vinculación con otras mentes, con otros espíritus semejantes. Sueños o
pesadillas, desdoblamientos de pequeño, medio o largo porte, son resultados del
estado emocional del individuo.
Cuando
busques el reposo, cuida del panorama emocional a través de la meditación y
renueva la mente recurriendo a la oración.
Repasa
las actividades del día y proponte la rehabilitación en los incidentes que
consideres infelices, en los cuales constates tus errores.
No
conduzcas al lecho de dormir pensamientos depresivos, angustiantes, coléricos,
perturbadores...
Los
momentos que preceden al sueño deben ser de higiene mental, de preparación para
otras actividades, que ocurrirán durante el proceso de reposo físico y mental. Asimismo,
libérate de las ideas perniciosas que son cultivadas con intensidad. El hábito
de fijarlas crea condicionamientos viciosos que atraen a Entidades semejantes,
que se te acercan y explotan tus energías, agotándote y dando comienzo a
lamentables procesos de sutiles obsesiones, que
se prolongan, normalmente, durante el nuevo día, repitiéndose, exhaustivamente,
hasta más allá de la muerte.
Planifica
el bien, vitalízalo con la mente, vívelo desde antes de dormirte y tan pronto
se dé el fenómeno biológico, Amigos dedicados del mundo espiritual te
conducirán a las Regiones Felices, a fin de que te equipes más para las
tentativas, donde escucharás preciosas enseñanzas, viviendo momentos de arte,
belleza y estímulo, que se podrán reflejar en tus paneles mentales como sueños
agradables, confortadores, que te dejarán sensaciones de inefable bienestar.
De
la misma forma, cuando eres arrastrado hacia los recintos licenciosos que el pensamiento
abriga, el contacto con los seres infelices se transformará en pesadillas
incalificables, desgaste y agotamiento, que se manifestarán como irritabilidad,
indisposición y otras enfermedades.
Los
momentos precedentes al sueño son de vital importancia para el período de
reposo. Asimismo, no descuides la educación de tu mente, la manutención de los
hábitos saludables y los programas edificantes, a fin de que todas tus horas
sean provechosas para tu crecimiento interior y una existencia de paz.
Juana de Ángelis
(Página extraída del libro
MOMENTOS DE ARMONÍA, psicografiado por Divaldo P.
Franco, y traducida por Johnny M. Moix.)
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