….VIENE
DE LA SEGUNDA PARTE…CONTINUCIÓN…
La fascinación puede ser de
espíritu a encarnado y de encarnado a encarnado.
Vemos que ciertas
personas encarnadas ejercen un efecto sobre otras, una especie de seducción que
parece irresistible. Y esto se observa en las religiones, filosofías, política,
literatura, etc…
Sobre la obsesión, no
podemos olvidar que existen grupos de espíritus dedicados a fomentar conflictos
y hechos negativos entre la humanidad, estando entre sus prioridades,
precisamente, el establecer procesos obsesivos.
Y al igual que hay
Colonias del plano espiritual dirigidas por Espíritus Superiores que adoctrinan
y ayudan, también existen regiones oscuras habitadas por seres inferiores e
ignorantes que se complacen en el mal, que se agrupan formando autenticas
organizaciones, con una estructura jerarquizada bien definida, cuyos Cabecillas son espíritus
muy comprometidos y endeudados, pero al mismo tiempo, conocedores de las leyes
que rigen el mundo espiritual y su relación con el mundo físico.
Tienen sus particulares
“escuelas” donde estudian el mecanismo psicológico del espíritu humano, haciendo
un detallado seguimiento de todas sus tendencias negativas hasta descubrir el
punto venerable que les pueda servir como detonador psíquico y
aprovecharse de él con
gran sutileza y habilidad para lograr sus fines oscuros y siniestros.
Vemos en un párrafo del
libro Acción y Reacción, como un obsesor, delante de los asistentes
espirituales, se vanagloria y se alaba de los conocimientos que ha aprendido en
estas famosas “Escuelas”. Dice así: “He aprendido en las escuelas
vengadoras, que todos poseemos un deseo central. Una vez conocida la naturaleza
de la criatura que nos proponemos castigar, es muy fácil súper alimentarla con
excitaciones constantes. A través de
semejantes
procesos, mantenemos fácilmente el delirio psíquico o la obsesión, que no pasan
de ser un estado anormal de la mente, subyugada por el exceso de sus
propias
creaciones, aumentadas por la influencia de otras mentes atraídas por su propio
reflejo”(Extraído del libro Acción y Reacción/ Chico Xavier- André Luiz).
Así es que el principal
culpable de la obsesión no es el espíritu obsesor, sino el propio encarnado,
que conduce en sí mismo los factores, sean estos del tipo que sean, que
predisponen y permiten la unión con los espíritus inferiores.
“El
obsesor se sirve hábilmente de las afinidades que le ofrecemos, de las ocasiones
que creamos, de las debilidades que ponemos en acción, de las inferioridades
que le sirven de vehículo; de todos nuestros pensamientos y acciones
inferiores, que abren las puertas de nuestro ser moral, para dominarnos y
desgraciarnos de acuerdo con su gusto”. (Extraído del libro El Drama de la
Gran Bretaña/ Yvonne A. Pereira – Charles)
Por lo tanto, sólo la
debilidad, la negligencia y el orgullo del hombre dan fuerza a los malos
espíritus, y su poder sobre nosotros le será positivo mientras no pongamos
resistencia.
A.P.P
A.M.G.A.
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